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5/6/08

Ponchando globitos




Una vez cuando yo era muy pequeñita, recuerdo hallarme con mi padre querido en el parque Kennedy, así como recuerdo también la alegría enorme que me produjo el que de pronto acabara entre mis dedos el fino hilo que sujetaba al globo que con terquedad ansiosa hacía arriba pujaba.


Y pujaba


Y pujaba


Hasta que se fue…


Y como yo desde pequeña siempre fui así como hasta ahora, no dije nada ni llore… pero no quise saber de globos por mucho tiempo. Mi padre que me conocía mejor que nadie, nunca me preguntó nada y comenzó a regalarme helados “…porque estos siempre se caen para abajo… y al menos vez como solitos se hacen mierda…” . Mi niñez probablemente no fue la mejor de todas, pero tuvo matices peculiares e inolvidables. Mi padre fue mi primer mejor amigo y él a sabiendas de que inevitablemente seguiría sus pasos, hacía hasta lo imposible para que ello no pasara… el problema es que nunca pudo terminar el trabajo… y ahora soy solo una mitad pecosa.


E igualmente fabrico globos,


los dejo escapar para que vayan derechito al cielo.


No se si para devolver favores,


aunque para quedar bien con el lector podría decir que si.


Hace poco en algún momento que no puedo determinar… alguien me regalo un globito. Este era pequeño, de dos colores: uno bien pastel y el otro muy oscuro. Era de un diseño sencillo pero atrayente… y me gusto tanto que me lo lleve a casa.


Y volví a jugar con alegría inocente después de mucho mucho tiempo… llegue a pensar que podría quedarme así… y volver a ser una niña…


Pero como los cuentos están hechos para leerse y no para vivirse… este minusculo ser se olvido de todas las demás cosas, y fue así como sin darme cuenta de pronto apareció la sombra de la navaja que pretendió acabar con mi pequeña alegría…


Por ello el globo es ahora más pequeño…


...porque tiene un agujerillo.


Si hiciera cuenta de los valores personales que ya han sido agujereados por las casualidades de la vida, tendría que fabricar cantidades de posts, amanecerme y tomar lo que escribo un poco mas en serio.


Algo que no pienso hacer…


Porque tampoco tendría sentido hacerlo.


El globillo ha sido guardado en la cajita de siete llaves, pues temo que por alguna maniobra de mas este acabe abruptamente… y una explosión no es un buen final…


Esto si lo digo respaldada por la experiencia.


Al menos de entre las pocas cosas rescatables de la vida de un energumeno, se puede decir que la experiencia queda y sabe hacer muy amenas las cosas. Nunca he negado el hecho de que me he divertido a costa del resto como he querido, y es por ello que no pretendo reclamar "justicia", pues de escucharse mi reclamo acabaría aplastada por una turba furiosa que no dejaría de decirme frases por demas ridiculas.


Esa es la gran y temible verdad, por encima de todos los cuentos infantiles que se me antojen escribir, estaré por demas agradecida con la supranaturalidad si es que sigo recibiendo globillos asi de hermosos... pero en realidad no tendría porque sorprenderme si algún día todo vuelve a oscurecerse y los circulos pretendan cerrarse de nuevo.



Cosas que no deben pasar...



Pero que fungen bien como castigo.



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